lunes, 15 de octubre de 2012

JACKIE BROWN 1997 Quentin Tarantino


Jackie Brown es una cuarentona negra que trabaja de azafata en la más mediocre compañía de vuelo de toda América. Como sobresueldo transporta dinero de USA a Mexico para un traficante de armas llamado Ordell. En uno de estos transportes es detenida por dos agentes federales que le amenazan con meterla en la carcel durante muchos años si no coopera para arrestar a Ordell. Jackie, con la ayuda de Max, el fiador que la ha sacado de la carcel, orquesta un minucioso plan para poner a Ordell en bandeja a los federales.... y quedarse de paso con todo el dinero del gangster.

El adaptar una novela de Elmore Leonard (Rum Punch) con dos protagonistas que ya han llegado a la cuarentena le ha ayudado a Tarantino a distanciarse de su cine anterior. Sin abandonar el género negro, Tarantino ha sabido mantener el equilibrio entre el anclaje en la realidad y el dispositivo de la intriga. Logra una dosificación perfecta.

La primera parte la dedica, más que nada, a presentar a los personajes. Sin prisa. El prólogo con Ordell (Samuel L. Jackson) puede parecer largo (casi quince minutos); en realidad, es imprescindible para entender su manera de actuar y lo que ocurrirá más adelante.

De la galería de personajes, la aportación más innovadora es, sin lugar a dudas, Jackie Brown (Pam Grier), una azafata negra de cuarenta y cinco años que sobrevive en una situación laboral miserable. Por si fuera poco, se ve asediada por la presión paralela de la delincuencia y la policía. (Pensándolo bien, ¿qué diferencia existe? Al fin y al cabo, quieren instrumentalizarla por igual.) Y entonces conoce a otro superviviente, Max Cherry (Robert Forster), el agente de fianzas. En el momento más oportuno. Se ayudarán mutuamente en la difícil partida que juegan contra unos y otros. Entre los dos –los auténticos protagonistas de Jackie Brown– surgen las emociones más intensas.

Al mismo tiempo que caracteriza a los personajes, Tarantino va construyendo poco a poco la intriga, que ocupará el lugar central en la segunda parte de la película. La trama se basa en el despliegue de tres maquinaciones –concebidas, respectivamente, por los delincuentes, la policía y el tándem Jackie-Max– y en su encaje o colisión. Como siempre, un incidente imprevisto –el acólito de Ordell mata a Melanie (Bridget Fonda)– trastoca los planes mejor ideados. Y, paradójicamente, facilita los objetivos de Jackie y Max.

Las tres estratagemas, desplegadas a la vez, tejen una maraña compleja, a pesar de no tener nada de espectacular, como demuestra el momento culminante, la segunda entrega de dinero. Le ha bastado a Tarantino una combinación sencillísima: el intercambio de bolsas en unos probadores de ropa. Todo estriba en la manera de filmar: los hechos se relatan con un cronometraje minucioso y desde tres puntos de vista.

Dicho episodio, en las antípodas de los fuegos artificiales de la etapa anterior, es el mejor exponente del nuevo estilo de Tarantino: mesurado pero intenso. Los diálogos, ¡por suerte!, son escuetos, y a menudo chisporrotea en ellos un humor negro de lo más sutil. Hay, por supuesto, violencia y sangre, elementos imprescindibles en el género negro. Pero reducidos al mínimo. Cuando el compinche de Ordell le dispara, ni siquiera vemos cómo Melanie recibe las balas.

Jackie Brown (Pam Grier) es una azafata de vuelo; aprovecha su profesión para ganar unos dólares extra pasando fraudulentamente importantes cantidades de dinero de Mexico a Estados Unidos. Después de uno de sus habituales vuelos, Jackie es detenida por dos policías que han recibido un soplo. Ordell (Samuel L. Jackson), traficante de armas y destinatario de esas grandes sumas, se pone nervioso ante la posibilidad de que Jackie le delate. Por esta razón, acude a un agente de fianzas (Robert Forster) para que pague la cantidad estipulada, Jackie quede en libertad y pueda deshacerse de ella tranquilamente. Pero la azafata es más lista de lo que parece…
Después de haber sorprendido a propios y extraños con sus dos anteriores films (Reservoir Dogs y Pulp Fiction), y haberse hecho un nombre en el panorama cinematográfico, muchos creyeron que la carrera de Quentin Tarantino se había estancado , ya que la fórmula empleada en sendos trabajos se había agotado. El director era consciente de que volver a utilizar el mismo truco de la narración no lineal acabaría con su credibilidad; también era conocedor de las envidias que su fulgurante éxito había provocado en un gran sector de la crítica y no menos compañeros de oficio.
En realidad, no necesitaba cambiar de tercio para obtener un nuevo éxito, pero sediento de nuevos retos, decidió utilizar por primera vez una narrativa de estructura clásica en su próximo trabajo. De esta manera, también callaría a todos aquellos que no cesaban de criticar su excesiva dependencia en una efectista forma de contar historias.
Para rematar la faena, Tarantino optó por restar protagonismo a la violencia, cuya utilización en sus anteriores obras había sido tan criticada, para concedérselo a una sorprendente historia de amor entre una azafata de vuelo y un agente de fianzas. No contento con ello, dio un paso más, inclinando la balanza con respecto al peso que otorgaba a la mujer en su cine; si en “Reservoir Dogs” no había lugar para ellas, en “Pulp Fiction” comenzaron a ganar terreno para hacerse con el protagonismo absoluto en “Jackie Brown”. A pesar de todo esto, el estilo y la personalidad del director americano está presente en cada fotograma de la cinta, lo cual revela que su cine es mucho más de lo que muchos pensaban.
En esta película, volvemos a disfrutar de un brillante estudio psicológico de personajes, gracias a los ingeniosos diálogos que escribe el director de “Kill Bill”. Éstos vuelven a ser fundamentales para revelar la personalidad de cada uno de ellos, al igual que lo es la magnífica dirección de actores y el portentoso trabajo en la planificación de las secuencias. De nuevo, y a pesar de lo disparatadas de algunas situaciones, Tarantino sabe cómo manejarlas y facilita el espacio y tiempo necesarios para conseguir hacerlas creíbles, a través de las actuaciones y el planteamiento de las mismas. Evidentemente, nada de esto sería posible sin el portentoso trabajo del reparto, en el que destacan Pam Grier, Samuel L. Jackson, Robert Forster y Robert de Niro, en un papel extrañamente cómico.
En su momento fue considerada una decepción por sus resultados en taquilla. Hoy día, parece una película invisible en la brillante filmografía de su director. Pero no olvidemos que se trata de una de sus mejores películas y probablemente la que salvó su carrera, ya que si hubiese seguido haciendo el mismo cine, le habría ocurrido algo similar al otrora admirado Guy Ritchie (Lock and Stock, Snatch: Cerdos y Diamantes).
Jackie Brown es, de momento, la única película de Tarantino basada directamente en una novela ajena: Rum Punch de Elmore LeonardUn Romance muy PeligrosoComo Conquistar Hollywood o la inminente Killshot (producida por QT) son otras películas que adaptan historias de este escritor.
Se movieron los múltiples comentarios tras el estreno de ‘Jackie Brown’. Para unos una enorme decepción. Una película larga, de narración pausada, de diálogos interminables, de personajes maduros, aparentemente blanda y, sobre todo, diametralmente opuesta a la violenta, vibrante y adrenalítica ‘Pulp Fiction’. Otros, en cambio, supieron apreciar su capacidad parareinvención, para demostrar que era un autor, un cineasta dotado de gran sentido creativo, capaz dedespojarse de atributos y sumergirse en una película más cercana al clasicismo que a la modernidad que para muchos encabezaba en el cine norteamericano.
Tarantino nos cuenta con paciencia, con milimétrica precisión a sus personajes y a una historia en aparencia sencilla, pero que acaba atando cabos, en un juego de intercambios (todo lo desarrollado en el centro comercial es un extraordinario ejemplo de narración y de dominio de los tiempos y la acción), que nos evidencia la complejidad de una trama de la que sobresale la victoria moral de dos personajes maduros, llamados a reivindicarse.

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