miércoles, 8 de septiembre de 2010

Electra (1962) de Michael Cacoyannis

Electra (Grecia, 1962). Dirección: Michael Cacoyannis; Guión: Michael Cacoyannis, inspirado en la tragedia dramatúrgica de Eurípides; Fotografía en blanco y negro: Walter Lassally; Música: Mikis Theodorakis; Con: Irene Papas (Electra adulta), Yannis Fertis (Orestes), Aleka Katselli (Clitemnestra), Phoebus Rhazis (Egisto), Takis Emmanuel (Pilades), Notis Peryalis (el campesino al que se da a Electra por esposa), Manos Katrakis (el tutor de Orestes), Theano Ionnidou (líder del coro), así como Eleni Carpeta, Kitty Arseni, Eleni Marinou, Anna Stavridou, Eleni Marki, Elli Trigonopoulou y Rota Logapoulou, entre otros.Duración: 113 minutos. Fue nominada al Oscar a la mejor película extranjera en 1963.

No hay acción sin consecuencias
Abrevar en lo que se conserva de lo mejor de la dramaturgia helénica es ejercicio provechoso. Como se sabe, los pilares fundamentales de la civilización occidental son la cultura griega, la romana y la judeo-cristiana (con su indispensable barniz árabe, claro). La primera nos devuelve a los orígenes, a lo primigenio, a esas formas de comprender a lo humano y lo otro en su compleja y multivariada interrelación.

Según los eruditos, Eurípides presenta su Electra hacia el 413 a. de C. En ella, su autor se demuestra con propuestas innovadoras en la técnica teatral de la época, amén de que la psicología de sus personajes es más profunda y acabada que la lograda en obras suyas anteriores como Las Troyanas, Sísifo,Andrómaca o Hécuba. Opta porque la acción central se lleve al cabo en la casa de un modesto campesino, a la que se ha dado por esposa a la princesa Electra, hija del rey Agamenón y su esposa Clitemnestra (luego de que el primero es victimado por el amante de la segunda, alentándolo esta última), quien por respeto a su condición y origen (está con él no por elección propia, sino por los aviesos designios de otros) se abstiene de hacerla su mujer en los deleites conyugales. El boato de la corte y las grandes edificaciones son ajenas a estos páramos yermos en los que vive como puede la gente sencilla. Esta afortunada decisión de Eurípides permite que el drama y la historia que se despliega gocen de un escenario más intimista.

Electra, en su inevitable dimensión trágica, aborda ya desde el siglo V antes de nuestra era, asuntos tales como la traición criminal de la cónyuge a su marido el rey; el adulterio; el matricidio perpetrado por el par de hijos despojados por la viuda Clitemnestra y su amante Egisto, quien usurpa el trono de Argos; el papel que juegan los augurios y entidades como el Oráculo de Delfos, decisivos en la acción que emprenderán los protagonistas para confirmar, desde entonces y para siempre, que no hay acción sin consecuencias.

En 1962, a los cuarenta años de edad, Michael Cacoyannis, cineasta griego nacido en una población de la provincia de Chipre (y conocido mundialmente porZorba, el griego, basado en la padrísima novela de Nikos Kazantzakis, con la participación de Anthony Quinn, Alan Bates e Irene Papas, con música de Mikis Theodorakis), decide llevar a la pantalla Electra, film con el que inicia su trilogía basada en tragedias de su paisano Eurípides. La completan Las Troyanas(1970) e Ifigenia (1976).

Electra el film, sin falsos entusiasmos, es un constante despliegue de fuerza, aciertos, intuición y talento. Filmada en blanco y negro con un sobrio y acertado trabajo tras la lente de Walter Lassally (quien logra énfasis significativos a través de elementos primordiales como lo son tierra y cielos: la primera el lugar donde viven, sobreviven y mueren los seres humanos; lo celestial, el ámbito donde los dioses disfrutan de todo género de bienes y placeres), al adaptar para la pantalla la tragedia de Eurípides, Cacoyannis desarrolla un notable trabajo como guionista. Al ser el punto de partida magnífico, se concentra en la esencia de la dramaturgia y conserva fielmente su apuntalamiento estructural. De esta suerte, en escenarios griegos muy similares a los dibujados por Eurípides, ingresamos a uno de los dramas postbelicistas que enfrentaron algunos de los héroes y vencedores de la gesta homérica. Para abrir boca, Cacoyannis ofrece la siguiente introducción: “Cuando la guerra contra Troya finalizó tras diez años, Agamenón regresó victorioso a su reino de Argos. El pueblo y su reina lo recibieron con grandes honores …”.

Pero en una década pueden suceder muchas cosas … como el plan y consumación de la muerte del recién llegado por la reina y su amante. La alegría muta en luto pronto. El agravio magnicida se ha enseñoreado de los cielos de Argos. La sangre de la sangre de Agamenón es humillada y pisoteada (Electra); o preservada del encono del usurpador Egisto gracias a la lealtad de antiguos colaboradores del rey victimado (Orestes). Como no hay acción sin consecuencias, llegará el día en que se ajusten las cuentas y paguen por sus felonías los traidores. En este sentido, en la obra euripidiana, al ser aderezado con ciertos elementos, el destino se aparece como fatal.

Electra, a pesar de las brutalidades que se han referido es, a un tiempo, profundamente sensible y sabia en el abordaje de lo que narra (como siglos después ocurriría con las tragedias del poder escritas por William Shakespeare). Quizá por ello, logra establecer paradigmas en el seno mismo de la cultura occidental y, como consecuencia, da pie a que, por ejemplo, Sigmund Freud desarrolle su planteamiento en torno al Complejo de Electra, entendido como el amor desmedido, rayano en lo antinatural, que una hija puede profesar por su padre (es necesario precisar que, en el film de Cacoyannis, ni la Electra joven ni la ya adulta llevan a pensar en un amor enfermizo, sino en todo caso en un sentimiento de justicia/venganza en contra de quienes agredieron a Agamenón a la mala y para la reivindicación de su memoria).

También hay cabida en Electra para el enaltecimiento de la nobleza y el buen corazón. Ello viene ilustrado con la generosidad del ahora anciano pastor que hizo las funciones de tutor de Orestes tras el asesinato del rey (interpretado por Manos Katrakis); por la disposición del fiel Pilades (Takis Emmanuel), quien acompaña y apoya a Orestes en su propósito por reencontrarse con su hermana Electra, buscar hacerse justicia y recuperar el reino arrebatado; finalmente, el caso del modesto campesino (Notis Peryalis) al que, como un acto de humillación a la princesa, es dada como esposa Electra, condenándola a una vida llena de limitaciones. Un diálogo que sostienen Orestes y Pilades sintetiza la calidad humana de este buen hombre que tanto recuerda al bíblico san José:“No es el hombre más importante de Argos. No es vanidoso como un noble. En verdad, la nobleza no es evidente porque uno puede nacer noble y no valer nada. La verdadera nobleza consiste en nacer con un corazón generoso”.

Así, al desnudar sin contemplaciones los recovecos del alma humana, sus pasiones y virtudes, Electra se constituye en crisol de los móviles del devenir humano en el curso de las eras.

Acaba por ocurrir en la película lo que tenía que suceder, con todos sus cruentos alcances. Antes, podemos advertir (para júbilo de feministas y demás) que Clitemnestra podía tener sus motivos y razones para fraguar lo que alentó y de lo que es cómplice, con respecto de Agamenón. Pero también, en una secuencia por demás intensa en que luce magnificente Irene Papas, Electra contraargumenta, “poniéndole las peras a veinticinco” a su progenitora, estableciendo a las claras que, para nada, está libre de culpa … inevitablemente, la Ley del Talión se refrenda como mala consejera, tanto en la Grecia antigua como hasta nuestros días, por lo que la venganza satisfecha no hace sino acarrear nuevas desventuras para todos: “Esta familia estaba maldita”, comenta una de las mujeres que han protegido a Electra tras su destierro del palacio.

Otros tres aspectos de particular relevancia en el discurso del film son el papel del coro, para nada acartonado ni de aura teatral, formado por las mujeres (todas vestidas de negro) que acompañan a Electra. Como conjunto, el coro se establece como un personaje de múltiples cuerpos y rostros, pero con un accionar único: útil no sólo para los propósitos del desarrollo argumental, sino para la formación de cuadros corpóreos, diríase que escultóricos, en varios momentos importantes de la película.

Asimismo, son de una maravillante raigambre primigenia las danzas y máscaras utilizadas durante la celebración báquica. El tercer factor al que me refería es la singular y magistral solución que Mikis Theodorakis da a la dimensión musical de la cinta, llenando de sentido paisajes, tránsitos argumentales y situaciones. Ello sin dejar de considerar la importancia atmosférica de numerosos espacios en los que es señero el silencio.

Irene Papas, con su poderosa interpretación del personaje, alcanza lo que, según algunos expertos, es su más notable trabajo como actriz … y vaya que ya es decir.

En opinión del que esto suscribe, sólo con su trilogía euripídica y con la siempre bienrrecordada Zorba, el griego, Michael Cacoyannis hizo méritos suficientes para instalarse entre los grandes-grandes del cine mundial. Y Electra es, sin duda, buena prueba de ello. Quizá en ello radica el secreto de su incontrovertible vigencia luego de veintiséis siglos de haber sido concebida.

APUNTE BIOGRÁFICO DEL REALIZADOR.

MICHAEL CACOYANNIS (cuyo nombre literal de nacimiento es Mikhalis Kakogiannis) nace el 11 de junio de 1922 en Lemeso, Chipre, Grecia. Tras una breve trayectoria como actor y director de teatro en Londres (país al que se transladó para estudiar Derecho … aunque siempre coqueteó en su estancia por ahí con la Old Vic Stage School), se vale en sus inicios de una versión reducida de su nombre -Michael Yannis- para efectos de rúbrica. Luego, en 1953, decide regresar a Grecia para iniciarse como cineasta en películas de las que también es su guionista. Así, tutela y apadrina los inicios cinematográficos de dos figurones del arte griego y mundial: Irene Papas y Melina Mercouri. Desde fines de la década de los cincuenta, abandera la promesa de un nuevo cine griego. Logra el reconocimiento internacional de dicha cinematografía, entre otras, con su magistral Electra (1962), a partir de la tragedia de Eurípides. Luego, atrae hacia sí las luminarias del orbe con el éxito alcanzado con su magnífica y memorable Zorba, el griego (1964), protagonizada por Anthony Quinn, Alan Bates y con la participación de Irene Papas, a partir de la extraordinaria novela de Nikos Kazantzakis y la música del film a cargo del incomparable Mikis Theodorakis. Se le reconoce con tres premios Oscar y seis nominaciones al mismo.

Antes de ello, a su regreso a Grecia, dirige varias películas de éxito en su momento: Stella (1955) y La muchacha de negro (1957), al tiempo que continua su carrera cinematográfica en Inglaterra. En su trabajo posterior aZorba …, completa una sobresaliente trilogía, a partir de creaciones de Eurípides, con Las Troyanas (1970) e Ifigenia (1976). El resto de su obra es un tanto desigual. En 1987 y como director teatral, hace la puesta en escena deIfigenia en Táuride, según la obra de Gluck, para la Ópera de Frankfurt.

Según Georges Sadoul, “Ha sido el primero en dar a conocer al mundo el cine griego, pudiendo ser considerado después de 1950, junto a Konduros y Tzávellas, como su mejor cineasta. En sus comienzos, bastante influidos por el cine inglés, supo mostrar con real autenticidad nacional a Atenas en Kiriakatino Xyprima, a los barrios populares en Stella, a una pequeña isla en Lamuchacha de negro. Tras algunas vacilaciones, consiguió un gran éxito internacional con Electra, al haber sabido reponer la tragedia de Eurípides en el propio suelo de su patria”.

Dedicado, siempre en búsqueda, ha sabido posicionar en los escaparates mundiales el arte, la cosmovisión y distintas formas artísticas del pueblo griego.

FILMOGRAFÍA.

1953 El despertar del domingo (Kiriakatino Xyprima).
1955 Stella.
1956 Windfall in Athens.
1957 La muchacha de negro (Koritsi me ta mavra).
1958 To telefteo psemma (The final Lie).
1961 La mujer de la habitación 251 (The Wasthel/Il Relitto).
1961 Eroica.
1962 Electra.
1963 The Girl in the Green Eyes.
1964 Zorba, el griego (Zorba, the Greek).
1966 The Day the Fish Came Out.
1970 Las Troyanas (The Trojan Women).
1974 Attila 74.
1974 The Story of Jacob and Joseph (TV).
1976 Ifigenia.
1986 Dulce País (Glykia Patrida).
1992 Up, Down and Sideways (Pano, Kato kai Plagios).
1999 The Cherry Orchard.

Videoteca Antiguedad Clásica

1913 Los ultimos dias de Pompeya (Gli ultimi giorni di Pompeii)
1914 Cabiria (Cabiria)
1916 Intolerancia (Intolerance)
1925 Ben-Hur (Ben-Hur)
1932 El signo de la cruz (The Sign of the Cross)
1934 Cleopatra (Cleopatra)
1946 César Y Cleopatra (Caesar and Cleopatra)
1949 Sansón y Dalila (Samson and Delilah)
1951 David y Betsabé (David and Bathsheba)
1951 Quo Vadis (Quo Vadis)
1952 Androcles y el león (Androcles and the Lion)
1953 Julio César (Julius Caesar)
1954 Salomé (Salome)
1954 Atila, hombre o demonio (Attila)
1954 Atila, rey de los hunos (Sign of the Pagan)
1954 Demetrius Y Los Gladiadores (Demetrius and the Gladiators)
1954 El Egipcio Sinuhé (The Egyptian)
1954 Ulises (Ulysses)
1955 Helena de Troya (Helen of Troy)
1955 Tierra De Faraones (Land of the Pharaohs)
1956 Alejandro El Magno (Alexander the Great)
1957 Esclavas de Cartago (Le Schiave de Cartagine)
1957 Las noches de Cabiria (La notti di Cabiria)
1958 Cartago en Llamas (Cartagine in fiamme)
1958 El Rey Cruel (Herod The Great)
1958 La Espada y la Cruz (La spada e la croce)
1958 Los viajes de Hércules (Le fatiche di Ercole)
1959 Ben-Hur (Ben-Hur)
1959 El Terror De Los Bárbaros (Il Terrore Dei Barbari)
1959 Hércules y la reina de Lidia (Ercole e la Regina di Lidia)
1959 La Batalla De Marathon (La Battaglia Di Maratona)
1959 Los Ultimos días de Pompeya (Gli ultimi giorni di Pompei)
1959 Salomon y la Reina de Saba (Solomon and Sheba)
1960 Anibal (Annibale)
1960 Espartaco (Spartacus)
1960 La Batalla de Siracusa (L'Assedio di Siracusa)
1960 La Historia de Ruth (The Story of Ruth)
1960 La venganza de Hercules
1960 Salambo (Salammbo)
1961 Atlántida, el Continente Perdido (Atlantis, the Lost Continent)
1961 David y Goliath (David E Golia) & RatDVD
1961 El Coloso De Rodas (Il Colosso Di Rodi)
1961 Goliat Contra Los Gigantes (Goliath Contro I Giganti)
1961 Hercules en el centro de la Tierra (Ercole al centro della Terra)
1961 La Conquista De La Atlántida (Ercole Alla Conquista Di Atlantide)
1961 La Espada del vencedor (Orazi e Curiazi)
1961 Hércules en el centro de la Tierra (Ercole al centro della Terra)
1961 Reina Del Nilo Nefertiti (Regina Del Nilo Nefertiti)
1961 Rómulo Y Remo (Romolo E Remo)
1961 Ursus (Ursus)
1961 Ursus en el valle de los leones (Ursus nella valle dei leoni)
1962 Año 79. La Destruccion de Herculano (Anno 79: La distruzione di Ercolano)
1962 Barrabás (Barrabas)
1962 Constantino El Grande (Costantino Il Grande)
1962 El León De Esparta (The 300 Spartans)
1962 Electra (Elektra)
1962 La Destrucción de Corinto (Il conquistatore di Corinto)
1962 La Guerra de Troya (La Guerra di Troia)
1962 La Leyenda de Eneas (La Leggenda di Eneas)
1962 Los 300 espartanos (The 300 Spartans)
1962 Los Hijos del trueno (Arrivano I Titani)
1963 Cleopatra (Cleopatra)
1963 El hijo de Espartaco (Il figlio di Spatacus)
1963 El valle de los hombres de piedra (Medusa Against the Son of Hercules)
1963 Jason Y Los Argonautas (Jason and the Argonauts)
1963 Ursus en la tierra de fuego (Ursus nella terra di fuoco)
1964 El Coloso de Roma (Il Colosso di Roma)
1964 Hércules contra Roma (Ercole contro Roma)
1964 La caida del Imperio Romano (The fall of the roman empire)
1964 Los Gigantes de Roma (I Giganti di Roma)
1965 El Triunfo de los diez gladiadores (Il trionfo dei dieci gladiatori)
1965 Una espada por el imperio (Una Spada per l'impero)
1966 Faraón (Faraon)
1967 Dacios (Dacii)
1967 Edipo Rey (Edipo Re)
1967 La Reina Vikinga (The Viking Queen)
1969 Medea (Medea)
1969 Satiricón (Satyricon)
1970 Sócrates (Socreate)
1971 Escipión El Africano (Scipione Detto Anche L’africano)
1971 La invasión de los Bárbaros 1971
1971 Las Troyanas (The Trojan Women)
1973 Marco Antonio Y Cleopatra (Antony and Cleopatra)
1977 Ifigenia (Ifigeneia)
1979 Caligula (Caligula)
1981 Furia de Titanes (Clash of the Titans)
1983 Hercules
1985 El Rey David (King David)
1988 Medea (Medea)
1994 Hércules en el laberinto del Minotauro (Hercules in the Maze of Minotaur)
1994 Hércules en el mundo subterráneo (Hercules in the Underworld)
1994 Hércules y el círculo de fuego (Hercules and the circle of fire)
1994 Hércules y el reino perdido (Hercules and the lost kingdom)
1994 Hércules y las amazonas (Hercules and the amazon women)
1994 Salomon, El acceso al trono (Solomon, Vol.I)
1994 Salomón, El reino dividido (Solomon, Vol.II)
1997 La Odisea (The Odyssey)
2000 Gladiator (Gladiator)
2000 Jasón y los Argonautas (Jason and the Argonauts)
2001 Atila, el Huno (Attila)
2001 Druídas (Druids (Vercingétorix))
2001 Quo Vadis (Quo Vadis)
2002 El Rey Escorpión (The Scorpion King)
2002 Julio Cesar (Julius Caesar)
2003 Helena de Troya (Helen of Troy)
2004 Alejandro Magno (Alexander)
2004 Troya (Troy)
2005 Hercules (Hercules)
2006 Anibal (Hannibal)
2006 La leyenda del Minotauro (Minotaur)
2007 300 (La pelicula)
2007 La ultima legion (The last legion)

Peliculas sobre la Grecia Antigua

La filmografía sobre la historia griega y su mitología ha sido, al igual que la romana, abundante en las décadas de los 50 y los 60.
Sobre la mitología griega destacan entre las mejores: Hércules (1957), dirigida por Pietro Francisci. Jasón y los argonautas (1963) de Don Chaffey, producción británica, al igual que Furia de Titanes (1981) dirigida por Demond Davis. El continente perdido (1961), de George Pal.


Las basadas en la famosa guerra de Troya y sus héroes: Helena de Troya (1956), de Robert Wise. La Guerra de Troya (1961), de Giorgio Ferroni, y su nueva versión, Troya (2004), de Wolfgang Petersen. La ira de Aquiles (1962), de Marino Girolami. Ulises (1954), de Mario Camerini. Esta última tiene una versión bastante reciente bajo el nombre de La Odisea (1997), dirigida por Andrei Konchalovski.


Se podrían destacar otras como: Los titanes (1962), de Duccio Tessari. Las Amazonas (1974), producción italiana, francesa y española dirigida por Terence Young. El Monstruo de Creta (1962) de Silvio Amadio.


Para temas históricos nos encontramos: La batalla de Maratón (1959), de Jacques Tourner. El león de Esparta (1961), de Rudolph Mate, cuya nueva versión lleva el título de 300 (2007), dirigida por Zack Snyder. Alejandro Magno (1956), dirigida por Robert Rossen, y su nueva versión realizada en 2004 por Olive Stone. Aunque antes de esta versión hubo otra realizada en 1995 por Robert Rossen. El coloso de Rodas (1961), de Sergio Leone. La batalla de Siracusa (1960), de Pietro Francisci; y La destrucción de Corinto (1960), de Mario Costa. Estas dos últimas sobre la conquista romana de Grecia.


Objeto de producción filmografía han sido también algunas de las más conocidas tragedias griegas. Medea(1969), de Paolo Pasolini, y del mismo director: Edipo, el hijo de la fortuna (1965). Electra (1962) y Las troyanas (1971), ambas de Cacoyannis. Antígona (1961), de Tsvellas. Fedrá (1962), de Jules Dassin. Y de igual modo algunos escritores de la antigüedad tienen también su película: Safo, la Venus de Lesbos (1965), de Pietro Francisci; Noche en el paraíso (1945), de Arthur Lubien, sobre la vida de Esopo; y Sócrates (1970), de Roberto Rossellini.

viernes, 20 de agosto de 2010

L.A. Confidential, de Curtis Hanson

189487_1020_AEn 1997 apareció una película que se ganó los aplausos de critica y público. Dirigida por Curtis Hanson y basada en una novela de James Ellroy “L.A. Confidential” se convirtió en un clásico moderno del cine negro.

Los Ángeles. Años 50. El crimen organizado dirigido por Micky Cohen ha sido erradicado con la captura del capo y la eliminación de sus lugartenientes. Las calles de la ciudad parecen limpias. Sin embargo un terrible suceso en el bar conocido como “El búho” desatará una investigación que sacará a relucir los trapos sucios que se esconden en el tan prestigioso Departamento de Policía demostrando que no todo es lo que parece.

La película sigue de cerca la investigación por medio de tres personajes que describen muy bien las distintas personalidades que existen dentro de la policía.
Jack Vincennes: Sargento veterano del cuerpo que vive un momento de fama gracias a dos cosas: su participación como asesor en la conocida serie de televisión “Placa de honor” y sus continuos negocios con Sid Hudgens reportándole suculentos reportajes para la revista “Secretitos”. Sin embargo Vincennes se ha convertido en un policía apático que ha olvidado por qué se introdujo en el cuerpo.
Bud White: Oficial que demuestra tener muy malas pulgas y que representa a los agentes de la ley que no dudan en utilizar la fuerza en cuanto la ocasión lo requiera. White es el tipo de policía dispuesto a falsificar pruebas con tal de que la Justicia se cumpla. Tras su semblante de perro rabioso se esconde un hombre atormentado por la muerte de su madre, lo cual lo lleva a defender a toda mujer en apuros y a enamorarse de una de ellas.
Ed Exley: Hijo de un antiguo policía, su sueño es llegar a ser Teniente Detective, rango que consigue al delatar a varios policías que participaron en un altercado sucedido en Navidad. Cree ciegamente en la Justicia, lo que lo lleva a cumplir las normas a rajatabla, pero pronto descubrirá que hay que correr riesgos y saltar el manual.

“L.A. Confidential” desmitifica por completo la imagen que se tiene tanto de la Policía como de la ciudad de Los Ángeles. El inicio del film nos muestra un Los Ángeles idílico en que todos los sueños pueden hacerse realidad, con sus estrellas de cine paseando, sus hermosas playas, sus campos de naranjos, su eficaz cuerpo de policía. Todo falso. Tras esa apariencia se esconde una realidad mucho más terrorífica en donde las prostitutas son transformadas en estrellas de cine, las drogas están a la orden del día, la corrupción baña a los altos cargos y donde el tan perfecto cuerpo de policía que se ve reflejado en la serie “Placa de honor” se aleja considerablemente de la realidad. Y es que no es oro todo lo que reluce.

La estructura del film está muy bien construida y puede dividirse en tres partes. La primera parte, que también puede funcionar como prologo, se vuelca en presentar a los protagonistas y en describirnos los sucesos de la Nochebuena en que la policía da una paliza a un grupo de afroamericanos en sus celdas. La segunda parte comienza cuando las consecuencias de ese hecho marcan las vidas de los tres policías protagonistas y sucede el crimen del Buho hasta que se resuelve. La mitad del film la marca esa pieza con música en que se nos muestran a los tres protagonistas viviendo en paz: Exley condecorado/Vincennes regresando al programa de televisión/ White con la prostituta de la que se ha enamorado. La tercera y última parte describe la investigación a fondo que hacen los agentes al margen del alto mando policial hasta desenterrar todo lo que un caso tan aparentemente normal esconde tras de sí.

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La película es todo un homenaje al cine policíaco realizado eficazmente por Curtis Hanson, quien, apoyado en el guión escrito por él y por Brian Helgeland, crea un film con fuerza y ritmo trepidante en donde el suspense se mantiene hasta el final. El director describe perfectamente a todos y cada uno de los personajes en la primera escena en que aparecen, así pues Bud White se nos presenta dándole su merecido a un hombre que pega una paliza a su mujer, Jack Vincennes disfrutando de un baile de la serie de TV con una hermosa mujer y Ed Exley vestido impecablemente como oficial de guardia dando muestras de su integridad a unos periodistas. Las escenas dramáticas en que los personajes conversan para llegar a resolver el crimen se mezclan con vibrantes secuencias de acción en donde los disparos no cesan hasta que los “malos” caen. Como escena memorable citar la que sucede al final en el Motel Victory, todo un ejemplo de buena secuencia de acción anticipada por un climax idóneo que alcanza su culmen en ella.
El aspecto visual del film deja claramente que estamos ante un film de serie negra al trasportarnos a los años 50 en todo su esplendor. La excelente fotografía de Dante Spinotti destaca por jugar con sombras y resaltar el color.
Partiendo de la novela de Ellroy los guionistas elaboran un libreto con excelentes frases, un diseño psicológico de los personajes intachable, y en donde además se permiten el lujo de introducir situaciones cómicas afines a la trama, como ese momento en que Exley cree estar ante un clon de Lana Turner.
La Banda Sonora corre a cargo de Jerry Goldsmith, quien en esta ocasión utiliza temas con percusión que otorgan al film un aire algo moderno, pero que no desentona para nada.

El reparto está formado por Kevin Spacey como Jack Vincennes, el agente que vive la fama gracias a su trabajo como asesor en “Placa de honor” pero que ha olvidado por completo lo que significa ser policía. Spacey está brillante, como de costumbre, y su final ha quedado para el recuerdo gracias a sus últimas palabras, Rollo Tomasi. Russell Crowe es el salvaje Bud White, el policía que no consiente que se maltrate a una mujer. Con este papel Crowe consiguió convencer a la crítica tras sus intervenciones en “Rápida y Mortal” o “Virtuosity”. Guy Pierce es Ed Exley, el más correcto de los policías. Pierce está muy convincente tras sus gafas y su uniforme. Kim Basinger se transforma en una doble de Verónica Lake que esconde a la frágil Lynn Bracken, quien solo se muestra tal y como es junto a White. James Cromwell es el Jefe de Policía Dudley Smith, un veterano que busca agentes capaces de infringir la ley cuando sea necesario. Danny DeVito es Sid Hudgens, el periodista editor de la revista “Secretitos” que se encarga de publicar todo tipo de trapos sucios ajenos. David Strathairn es Pierce Patchett, el propietario de la empresa Flor de Lis, mediante la cual se ofrece todo lo que se desea en forma de prostitutas convertidas en estrellas de cine.

La película se convirtió en un éxito consiguiendo grandes galardones entre la crítica especializada y nueve nominaciones a los Oscars, de los que consiguió dos, Actriz de Reparto para Kim Basinger y Guión Adaptado. El coincidir el año del aluvión “Titanic” no la ayudó mucho a conseguir más.

Heredera de los grandes clásicos, con un sentido del ritmo y la estructura envidiable, “L.A. Confidential” se ha ganado la credencial de película de referencia dentro del cine negro y policiaco. Curtis Hanson no volvería a estar a la altura. Una muy buena película.

Fuente


Los Ángeles: confidencial y cinéfilo


Veronica Lake

Durante los últimos días he estado leyendo L. A. Confidential, la novela policíaca escrita porJames Ellroy en 1990 y llevada con éxito a la gran pantalla siete años más tarde bajo la dirección de Curtis Hanson. Y si la acción en sí me ha enganchado de la primera a la (pen)última página -lo siento; mi insaciable sed de venganza pedía un final acorde con el resto del libro-, más gratificante todavía ha sido encontrarme con muchísimas referencias cinéfilas, más o menos explícitas, sobre las estrellas hollywoodienses de los años cuarenta.

Primer guiño: durante la presentación del agente de narcóticos Jack Vincennes, se le describe como el hombre que encerró a Robert Mitchum por posesión de marihuana el 1 de septiembre de 1948. Esto es rigurosamente cierto: Mitchum tuvo que pasar una semana en la cárcel y 43 días en un campo de trabajo al ser pillado con las manos en la masa durante una redada en la cual también cayó la actriz Lila Leeds.

Pero sin duda el personaje que se lleva la palma es el cirujano plástico Terry Lux. Un proxeneta le enviaba a sus chicas para que las transformara en actrices de cine y aumentar así el dinero que los clientes pagaban por ellas. De esta forma podrían ‘presumir’ de haberse cepillado a Ava Gardner, Rita Hayworth, Lana Turner o Verónica Lake (en la foto que ilustra este post). Es curioso, por tanto, que en la película de L. A. Confidential tengamos a Kim Basinger haciendo de un personaje ficticio -¿o de dos, quizá?- y de uno real.

Ah, y el libro es muy recomendable. Los tiros pasan zumbando por tu espalda y la sangre te salpica la cara.

Fuente

jueves, 19 de agosto de 2010

Especial La Dalia Negra: James Ellroy, mirando atrás con rabia

Sexo, alcohol, violencia, prostitución, drogas, corrupción, fama, traición, belleza, sangre, obsesión, muerte, estrellas de cine, política, racismo, machismo, fascismo, comunismo, pesimismo, abuso de autoridad y una buena dosis de pólvora. Todo ello envuelto en un estilo seco y directo, rudo y apasionado, telegráfico y explícito, ambiguo y evocativo, sin retórica que sobre ni pedazo de carne que falte. Así se puede definir la obra de James Ellroy, un autor que se ha abierto paso en el panorama editorial a golpe de máquina de escribir y sablazo de tinta hasta llegar a ser considerado como uno de los mejores escritores americanos actuales. Complejos y enrevesados, a caballo entre lo real y lo ficticio, entre las pasiones más exacerbadas y los actos más crueles, sus libros han sido desde hace 20 años un soplo de aire fresco dentro del gastado género del thriller.

Pero para entender realmente a Ellroy, primero hay que diseccionar su vida. Pocos autores pueden afirmar hasta tal punto que su infancia y su adolescencia han marcado a hierro y fuego su obra. Y es que el joven James creció odiando a su madre muerta, amando a la Dalia Negra, y convirtiéndose en un criminal de poca monta…


RINCONES OSCUROS



James nació en 1948 en Los Ángeles, ciudad donde ha vivido casi toda su vida y donde ha ambientado el grueso de sus novelas. Irónicamente, fue apenas un año después de la muerte de la Dalia Negra. Cuando contaba sólo 6 años, sus padres se divorciaron. Su madre, una enfermera llamada Jean Hilliker, obtuvo su custodia. Su padre, un vago sin trabajo fijo, se divertía envenenando la mente de Jimmy para que la detestase. Y él lo hacía, con todas sus fuerzas. En su mente Jean era una borracha y una puta que sólo quería alejarle de su padre, al que tenía en un altar. Hasta un día en que Jean apareció muerta. Alguien, probablemente uno de sus ligues de una noche, la había estrangulado, violado, y abandonado en un solar. No hubo testigos, las pistas acabaron en callejones sin salida, y el crimen nunca se resolvió. Como tampoco se resolvió el conflicto edípico del joven James, que creció con ese odio irracional en las entrañas, un odio que sólo se puede sentir por la persona a quien se ama.


James se fue a vivir con su padre. Fue él el que le regaló el libro The Badge, de Jack Webb, un elogio al Departamento de Policía de Los Ángeles que contenía un capítulo dedicado a la Dalia Negra. James se obsesionó con ella, como tantos otros antes que él. La fragilidad de Elizabeth Short, el enigma de su vida, la crueldad extrema de su muerte, ejercían una irrefrenable atracción sobre su excitable imaginación. Su mente recreó una y otra vez el caso, examinó las pistas, visualizó la muerte e intentó penetrar en los rincones más oscuros de la vida de la Dalia. El joven James se enamoró por primera vez, un amor tan trágico y obsesivo como los de los personajes de sus novelas. Un amor que no era ajeno a los paralelismos entre el caso de la Dalia y el de su madre: el pequeño James había transferido inconscientemente sus sentimientos de una a otra, una vía de escape para su conflicto materno, para seguir negando su amor por ella sin enfrentarse a sí mismo.

Habrían de pasar todavía más de 30 años hasta que James encontrase su redención.

Mientras tanto, su padre murió. James se dio a una vida de vagabundo y criminal. Sin dinero y a menudo sin techo, se dedicaba a robar en tiendas y de vez en cuando en casas particulares, donde además disfrutaba olisqueando la ropa interior femenina que encontraba. Se dio a la bebida y el tabaco en cantidades industriales, se aficionó a la novela policíaca y comenzó a fantasear con cometer un asesinato. Como resultado pasó algún tiempo en la cárcel, compartiendo celda y duchas con asesinos, drogadictos y demás ralea. A los 30 años estaba en las últimas, atrapado en sus excesos y enfermo de neumonía.


La cercanía de la muerte le hizo cambiar radicalmente de vida. Dejó de beber, encontró un empleo estable como caddy de un club de golf (empleo que conservaría hasta ya publicada su 5ª novela) y comenzó a perseguir una carrera literaria. Dashiell Hammet, Raymond Chandler y James M. Cain serían sus maestros. La escritura le sirvió además como terapia, vertiendo en ella todos sus traumas, paranoias y fantasías (realizadas o no). El resultado de una mezcla tan explosiva es lo que todos podemos disfrutar hoy en día yendo a una librería: novelas policíacas forjadas en el sufrimiento, en la sangre y el sexo, en la obsesión, que forman un fresco ácido y sin concesiones del mundo intolerante y salvaje, envuelto en una pátina de luces de neón y joyas caras, que fueron los años 50. La resurrección del noir en su subgénero más violento y descarnado: el hardboiled.


PERRO DEMONÍACO



16 obras, entre novelas y recopilaciones de relatos y ensayos, componen la obra publicada hasta ahora de James Ellroy. Algunos de estos libros no se han llegado a publicar en España todavía, pero les echaremos un vistazo somero a todos ellos.


La primera novela de Ellroy fue Réquiem por Brown. Ambientada en los clubes de golf de Los Ángeles que tan bien conocía, la obra sienta las bases del estilo de Ellroy, al menos temáticamente: personajes atormentados, asesinatos cruentos y una trama enrevesada que rescatan los elementos del noir clásico. Aunque su estilo aún es indistinguible del resto de escritores, y se nota que aún está un poco verde literariamente, ya aparece ese toque violento y amargo que posteriormente serán sus señas de identidad.

Algo parecido ocurre con Clandestino, su segunda obra. Por primera vez viaja a su época favorita, los 50, en la que es una especie de borrador de su famoso Cuarteto de Los Ángeles. Figuras recurrentes en su obra como el asesinato de una mujer, el auge y caída de un policía corrupto o la mezcla de realidad histórica y ficción aparecen por primera vez también, aunque como el anterior libro aún se trata de una obra primeriza, de entrenamiento.

Killer on the Road (también conocida como Silent Terror) no se ha llegado a publicar en España. Fue su 6ª novela, la que hizo de puente entre sus dos primeras sagas (ver más adelante). Como las anteriores, está narrada en primera persona, pero esta vez desde el punto de vista de un psicópata asesino de inteligencia superior y homosexualidad latente (rasgos constantes en los criminales de Ellroy). Se puede decir que en este libro vertió buena parte de sus fantasías pasadas, ya que el protagonista mata a su madre, roba en casas ajenas y ejecuta todo aquello con lo que Ellroy fantaseó en su etapa más crítica sin ser pillado. De sus primeras novelas es la más oscura y perversa, la primera que podría calificarse dehardboiled.


Entre Clandestino y Killer on the Road, Ellroy publicó una trilogía de novelas policíacas contemporáneas que tenían como protagonista al detective Lloyd Hopkins. Sus títulos: Sangre en la Luna, a A Causa de la Noche y La Colina de los Suicidios. Por primera vez Ellroy narra en tercera persona, y renuncia a buena parte de sus señas de identidad posteriores para encuadrarse de lleno en el género policiaco más tópico. En poco se diferencian estas tres novelas de las de otros autores como Michael Connelly o Lawrence Gordon, escritores competentes pero sujetos a las reglas del thriller. Finales “sorpresa” y narración de los actos del asesino son algunos de los recursos que emplea Ellroy, pese a resultar contraproducentes al usarse simultáneamente.

Pese a ello, aún se pueden apreciar detalles muy suyos. No en vano en el primer capítulo del primer libro ya asistimos a un tiroteo que acaba con un cuerpo literalmente despedazado. Y los personajes están más torturados y cometen más excesos de lo habitual. Además, se puede apreciar en la saga una evolución tanto del estilo de Ellroy como de su dominio del lenguaje literario y de las tramas. De hecho, la saga va mejorando notablemente con cada libro, desde la mediocridad hasta lo realmente interesante.


Pero cuando Ellroy se lo tomó realmente en serio, y nos encontramos con el verdadero renovador del panorama literario americano, fue cuando abordó su famoso Cuarteto de Los Ángeles. Tomando como base sucesos y personajes reales de los años 50 y mezclándolos con otros sacados de su propia imaginación, Ellroy construyó en cada volumen de la saga una trama de asesinatos, sexo, corrupción y secretos que trascendía el género y se convertía en Literatura, con mayúsculas. Cada entrega es más compleja, más violenta, más ambiciosa que la anterior, y el resultado es que la calidad de la saga va aumentando exponencialmente. Además, gracias a esta saga Ellroy desarrolla su inconfundible estilo telegráfico, escueto, seco como un trago de whisky y duro como un balazo a quemarropa.

El Cuarteto comienza, como no podía ser de otra forma, con la fijación de su vida: La Dalia Negra. Hay que advertir que no se trata de un libro documental, y que las licencias que se toma Ellroy son infinitas con tal de construir su propia trama con sus propios personajes en torno a la trágica muerte de Elizabeth Short. Se trata de una labor de exorcización de sus demonios en torno a este fatídico asesinato, retratando sus propias obsesiones en sus personajes. Como resultado tenemos una obra fundacional que posee todas las cualidades que constituyen la literatura de Ellroy: trama enrevesada, crueldad, violencia, sexo, corrupción, personajes oscuros y complejos que no despiertan simpatía, femme fatales, abuso de sustancias, tragedia, obsesión… Un reflejo de la corrupción humana y de la redención mediante el fuego.

Pero como he dicho, cada entrega es mejor que la anterior. Si ya la Dalia era un gran libro, El Gran Desierto le supera en todos los aspectos. En él aparecen por primera vez algunos personajes que serán recurrentes en el resto de la saga, e incluso en posteriores relatos, como el irlandés Dudley Smith. L.A. Confidential es aún mejor y más enrevesada, siendo quizás su novela más equilibrada en términos generales (los personajes, la trama, el reflejo de la corrupción, la violencia, incluso su estilo conciso y directo se encuentran en las justas proporciones para enganchar a cualquier lector casual). Pero es Jazz Blanco la que supone la mejor novela de Ellroy hasta la fecha. La complejidad de la trama aumenta hasta tal punto que es posible que se necesite hacer un croquis para seguirla, el estilo enloquece hasta el punto de narrar en una página lo que en la Dalia habrían sido tres, los personajes se vuelven más oscuros, y se empieza a vislumbrar la ambición de Ellroy por reflejar algo más que las turbias calles de Los Ángeles.


En 1993, un año después de la publicación de Jazz Blanco, Ellroy entró a trabajar a tiempo parcial como columnista del magazine GQ. Durante 10 años ha estado publicando artículos en dicha revista, a razón de un par al año. Algunos eran autobiográficos, otros trataban temas como el caso O.J. Simpson, e incluso había algún relato corto. Como resultado de esta experiencia se han publicado dos libros que recogen toda su producción en dicho medio: Ola de Crímenes y Destino: la Morgue. Esta última apareció en España en dos partes, una con los artículos de no-ficción (con dicho título), y otra que recogía tres novelas cortas interrelacionadas (que se tituló Loco por Donna).

En general, ambas obras son aptas sólo para curiosos y/o fanáticos del autor, ya que su nivel es muy irregular. Tiene obras muy buenas, pero otras que son francamente mediocres o directamente malas - sobre todo en el terreno de la no-ficción, donde Ellroy se vuelve excesivamente autoindulgente.

En 1994 también se publicó una recopilación de relatos cortos llamada Hollywood Nocturnes. A España no ha llegado, así que quién sabe si realmente merece la pena. Por lo que dicen, son mejores que los publicados en las antologías mencionadas arriba.

Ese mismo año Ellroy decidió afrontar su pasado de una vez por todas, y junto con el detective retirado Bill Stoner se lanzó a investigar el asesinato de su madre. Habían transcurrido 36 años, las pistas se habían enfriado, los testigos habían fallecido o no recordaban la noche, el pueblo había cambiado. La investigación estaba condenada al fracaso antes de comenzar. Tras 15 meses enfrascado en callejones sin salida, Ellroy tiró la toalla, pero su experiencia nos sirvió para disfrutar de una de las mayores joyas de la literatura de no-ficción de los 90: Mis Rincones Oscuros.

Alternando entre el periodismo de investigación y la autobiografía, Ellroy se vio obligado a retornar a su infancia y volver a conocer a su madre, una desconocida por la que había sentido un odio visceral e irracional. Más allá de la crónica de un homicidio sin resolver, el libro es un acto de contrición, una penitencia para pedir perdón y rendir homenaje a una persona que lo fue todo para James, pero a la que él le había negado su amor durante casi toda su vida. Mediante su dolorosa redención, asistimos al despliegue de todas las claves que nos permiten analizar la obra del “Perro Demoníaco de la Novela Policíaca” desde un punto de vista más personal, más complejo.


Tras afrontar sus traumas inconfesos, James Ellroy se atrevió a dar el salto de los crímenes callejeros a los crímenes de estado. Así surgió su ambiciosa Trilogía Americana, donde el componente histórico que había servido de contexto a sus anteriores novelas toma el protagonismo. Ellroy aborda en esta saga una crónica de la historia americana durante los convulsos años 60: la guerra de Vietnam, los asesinatos de JFK y Martin Luther King, Bahía de Cochinos… Para ello emplea un rango de personajes que va de los nombres más notorios (los Kennedy, Fidel Castro, Howard Hughes, Nixon…) hasta los esbirros anónimos que mueven los hilos entre bambalinas. Es en este último aspecto donde Ellroy da rienda suelta a la ficción, creando una compleja trama de conspiraciones y corrupción que no deja títere con cabeza.

En esta mezcla de realidad y ficción es donde estriba la mayor virtud y la mayor flaqueza de esta saga. Por un lado, el ácido y amargo retrato de la sociedad de esa época y de los tejemanejes políticos que tenían lugar en secreto gana fuerza con el empleo de hechos y personajes reconocibles, pero por otra hace falta una suspensión de incredulidad considerablemente mayor que en sus otras novelas. Afortunadamente, una vez superado este escollo con la primera entrega de la saga (América), sólo queda disfrutar como un enano con la segunda (Seis de los Grandes), y esperar con ansia a que se publique la tercera, que con el título provisional de Police Gazette se espera para el 2007 en Estados Unidos.

Este es un resumen básico de la vida y obra de este terrorista del verso, de este asesino de la prosa, de este enfermo con complejo de culpa que nos hace pasar tan buenos y atormentados ratos con sus enmarañadas intrigas y sus excesos de carne, sangre, sudor, semen y alcohol. Un hombre que ha conseguido que modifiquemos para siempre nuestra forma de ver los ingenuos y coloridos años 50, destapando la podredumbre que las sonrisas de anuncio y las canciones piruleta habían estado ocultando. Este machista adorador de mujeres, este republicano progresista, este violento pacifista, este escritor de pluma cargada de pólvora y sufrimiento, ha conseguido cambiar la novela negra de nuestros días. Para bien, y esperemos que por mucho tiempo.